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Cuando San Pedro fue sede del mejor básquet

Hace 50 años, la ciudad organizó el Torneo Provincial, con la presencia de varios jugadores destacados del país. 

     La organización de un torneo provincial de básquet no aparecía en la hoja de ruta de los amantes de este deporte. La falta de infraestructura era el principal escollo para tal acontecimiento que, hace 50 años era casi lo máximo, solamente superado por el Campeonato Argentino (“el más argentino de los campeonatos”) y aún faltaba poco más de una década para el inicio de la Liga Nacional que cambiaría el desarrollo de este deporte en la Argentina. Sin embargo, el sueño se concretó entre el 26 y el 30 de noviembre de 1974, con la presencia de apellidos como Cabrera, De Lizaso, Cortondo y Monachesi (pasó al básquet profesional de Italia en 1976) en Bahía Blanca, los hermanos Pagella y Biurrium en Junín o Zamparo en Pergamino, por mencionar unos pocos con nivel de selección nacional que, en algunos casos, ya integraban. También estuvo el árbitro bahiense Rodolfo Gómez, considerado por la prensa el mejor de la última copa mundial, disputada en Puerto Rico en julio de aquel año. 
La publicación oficial 
Si la elección de San Pedro para ser la sede del XXXIV Torneo Provincial sonaba a una quimera, ¿cómo fue posible que aquella utopía fuera real? “Comenzó prácticamente dos años antes, cuando Toto Ratto, que era el presidente de la Regional Costa Norte (abarcaba Baradero, San Pedro y San Nicolás) llegó con la idea de que se podía concretar un Torneo Provincial, luego de una reunión de la Federación de la Provincia de Buenos Aires, en La Plata”, explica Horacio Estévez, quien estuvo en la mesa de control en aquel certamen. Aquella idea primaria exigió un trabajo mancomunado, que Estévez amplía: “San Pedro no contaba con gimnasios, la única cancha cerrada era Independencia, pero no alcanzaba para realizar un certamen de esa magnitud. Se hizo una reunión muy importante entre los que estaba Jorge Suárez quien tomó la posta y efectivamente se propuso la construcción del gimnasio de Paraná y la puesta en condiciones de la zona. Recuerdo que Focchi se hizo cargo de la construcción de las tribunas junto con Alsogaray que tenía en ese momento un desguace en el puerto de San Pedro y había elementos de hierro, caños; los tablones vinieron de una maderera de Junín que, en principio, se los facilitó a Paraná y luego le dio la posibilidad de pagarlo en largo tiempo”.
     No solamente no había escenarios para un campeonato de estas características, tampoco experiencia u organización para tal fin. La Liga Deportiva Sampedrina, con su sede adquirida dos años antes, resultó el lugar ideal para la secretaría del certamen que incluyó la presencia de distintos medios de comunicación de las ciudades participantes, con transmisión en vivo de dos emisoras de Bahía Blanca, una de Junín, Pergamino y San Nicolás (además de APA Radio San Pedro) merced a que la empresa Entel facilitó la comunicación. Las obras previstas tuvieron similitud con aquellos partidos parejos que no definen el ganador hasta el cierre, aunque hubo final feliz y lo expresaba el periódico ‘El Imparcial’ en los días previos: “…a último momento todo el mundo se entusiasma y pone el hombro, Y, aunque para algunas cosas es demasiado tarde, para otras hay tiempo y se llega. Con lo justo, pero se llega”. La revista que se publicó para el campeonato, con Sergio Sabino a la cabeza, destacaba a Ernesto Ratto, el baraderense Mario Cassino y Enrique Braña -presidente, secretario y tesorero respectivamente de Costa Norte- como los líderes de un trabajo en conjunto para la concreción del certamen. Paraná, además de la inauguración del gimnasio, con el ya mencionado Jorge Suárez junto a Eduardo Romairone (el gimnasio fue bautizado con su nombre en 1977), también se ocupó de gestionar los accesos al mismo y logró la pavimentación de las calles adyacentes, a pesar de un problema con la entrega del cemento que pareció hacer naufragar la obra (“apenas faltaban 10 días para el Provincial y frente al gimnasio de Paraná, se había formada un gran pantano…”), que se solucionó gracias al aporte del juninense Osvaldo Pérez, quien facilitó el material. 
La tapa de la revista 'Sucesos' 
    Bahía Blanca, Junín, Pergamino, La Plata, Mar del Plata y Costa Norte, tanto en primera división como en juveniles, fueron los protagonistas de aquel certamen. Los bahienses se consagraron invictos en ambas categorías y ratificaron así su condición de candidatos, especialmente en la categoría principal, en la que eran la base de la selección de Provincia de Buenos Aires que hegemonizó los campeonatos argentinos desde fines de los ’60 hasta mediados de los ‘70, e incluía en su equipaje el triunfo internacional ante el campeón mundial Yugoslavia, en 1971, en una gira de los europeos por el país, un hecho que motivó el nacimiento de la leyenda: “la capital del básquet”. En el partido que definía el título se impuso a Junín 55 a 42 y Estévez lo menciona especialmente:
“Me tocó compartir la mesa de control con el ‘Patón’ Geogeghan en el reloj y ‘Fito’ Velázquez que manejaba las paletas para indicar la cantidad de faltas de cada jugador, … estar ahí, en todo el torneo, es un recuerdo imborrable”. Costa Norte, en tanto, resultó la sorpresa en juveniles: fue subcampeón con una derrota solamente ante el campeón por 69 a 65 y triunfos ante el resto. 
     La ceremonia inaugural se realizó el martes 26 en el Estadio Municipal que contó con nueva iluminación; la elección de la Reina del Deporte ocurrió el viernes 22 en el Club Náutico con la conducción de Fernando Bravo, en tanto que la cena de cierre del certamen y entrega de premios se realizó el sábado 30 en Independencia, con el trofeo principal donado por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Victorio Calabró. “La buena voluntad, que es patrimonio de los dueños de casa, está a disposición de quienes la pongan a prueba”, expresaba la publicación oficial del certamen y, efectivamente, en este rubro hubo que resolver situaciones imprevistas: “…lástima grande lo ocurrido en Independencia con los tableros de vidrio que se adquirieron. Por falta de algún conocimiento en su fijación, se rompieron estruendosamente en el primer partido de práctica, previo al inicio del Provincial”, contaba ‘Sucesos’, y agregaba: “Menos mal que se pudo recurrir a los tableros de madera y se solucionó en parte el problema”. 
     San Pedro tuvo representantes en los equipos de Costa Norte: Rubén Rasio en mayores y Mario Barbieri en juveniles. “Tengo un hermoso recuerdo de aquel campeonato pero muy general: el equipo lo dirigía Gorrasi y había muchachos de Baradero y San Nicolás, y también de Zárate. Debutamos con Bahía Blanca, en el gimnasio nuevo de Paraná que estaba lleno... tomé un rebote, hice un doble y explotó el estadio; después nos pasaron por arriba”, cuenta Rasio, radicado en Zárate desde hace décadas. Barbieri pone en contexto lo que significaba un certamen de esa naturaleza: “El torneo de Buenos Aires era de los más fuertes del país, por lo tanto movilizó a todo San Pedro. Nosotros teníamos un equipo muy interesante y un jugador como figura central, el nicoleño Daniel Spurio, que más tarde jugó la Liga Nacional, llegó a la selección e incluso pasó por Náutico más tarde. Lo acompañaban grandes jugadores como Gandoy y dos muchachos de Zárate. Fue muy importante para Costa Norte, porque empezaba a potenciarse una región, con epicentro en San Nicolás, y se consolidó una base de jugadores que más tarde llegarían a la Liga Nacional: Spurio, Gandoy, Ariel Rodríguez. Era un equipo muy sólido, dirigido por Gorrasi. Tengo un gran recuerdo de Toto Ratto, un dirigente que fue clave para el básquet, y el Dr. Sánchez, para mí un referente”. En cuanto a su actuación, expresa: “Tuve el reconocimiento de haber sido elegido como potencial jugador porque daba ventaja de edad: tenía 15 años recién cumplidos. Integré ese equipo pero nunca fui un gran protagonista”. La presencia sampedrina se extendió al arbitraje, con Gilberto Calonge y Santiago Ruff. 
Paraná construyo su gimnasio para el torneo
Con 12 años, Guillermo Velázquez -actual director de deportes del Club Náutico- cumplió una tarea especial: “Le pedí permiso al utilero de Bahía Blanca para llevar el bidón de agua, me dio el aval y me puse a las órdenes”.
La razón que esgrimió fue clave para que le dieran el sí: “Sabía dónde estaba la canilla en Paraná… es que yo quería estar ahí en los pedidos de minuto, escuchar, con esos jugadores que eran mis ídolos, la base de la selección argentina en los duelos con Brasil, sobre todo. Había empezado en al minibásquet de Pescadores a los 5 años, por eso tener a esos monstruos del básquet acá fue un honor, y los dirigentes estuvieron a la altura de las circunstancias”.
 El gimnasio de Independencia, colmado 
Aclaración importante para menores de 30 años: en épocas pre-computadoras, Internet, teléfonos celulares y redes sociales, la única manera de conocer algo sobre estos jugadores era a través de la radio, escasísimas imágenes en TV y algunas fotos en diarios y/o revistas deportivas, de allí que tenerlos en vivo y directo era un paso gigantesco y muy poco común. Por esta causa, más todas las esgrimidas en cuanto a infraestructura, gimnasios, organización y compromiso común, la patriada de aquel provincial generó un renacer del básquet en la ciudad y dejó una marca que se extendió en el tiempo. 

(Imágenes, gentileza Roberto Marzoratti). 

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